viernes, junio 22, 2007

Me rompí en pedazos.

Nuestros seres siempre habían vivido en armonía desde que éramos un equipo. Hombre toro, mujer Andrómeda y yo. Yo respiré en paz a través de su blindaje, alimentándome con recuerdos sólo para mí. La llama fue apagándose, y el paraíso se cubrió de piedras atormentadas. Piedras que sólo se alimentaban del coraje del toro, esas piedras atormentadas iban dirigidas a mí, aunque me negaba a saber. Nadie quería.

La mujer sirena se convirtió en alguien deseada... entonces pedí amor... esperanza... y encontré a la mujer gato que con sus palabras creaba un mundo de magia, de fantasía, volando en la imaginación, ignorando lo que no sabía como iba a evolucionar. El viento era cortante, pero también me ayudaba a encontrar un camino. Yo era un personaje, una sombra de mí mismo... Adentré en ese mundo en el que podía olvidarme de todo, un mundo sin miedo en el que añadir aventuras, y debería haber sido suficiente... pero era tarde. La cornada del toro, me hizo romper la esperanza, la ilusión... y me rompí en pedazos.